viernes, 3 de agosto de 2012

FAN WARS 1: Declaración de guerra




La cuchara se detiene a medio camino entre la boca y el tazón de desayuno, la masa de leche y cereales resbala por la superficie metálica del cubierto y cae de vuelta al plato con un chapoteo. Ajena a la realidad Mi Ran se lleva la cuchara a la boca, sus ojos desorbitados están fijos en el monitor donde una serie de imágenes muestran la figura encorvada de un hombre joven entrando al garaje, montándose en el coche y saliendo. A pesar de que la calidad de las imágenes en blanco y negro deja bastante que desear y que el hombre va cubierto de pies a cabeza la joven lo reconoce sin dificultad. Millones de personas en el país y unas cuantas más fuera de él serían capaces de reconocerlo de inmediato.
Una extraña rabia comienza a bullir en su interior, un sentimiento completamente irracional. Esta vez han ido demasiado lejos. Deja caer la cuchara con estrépito sobre la mesa y su mano tantea la superficie de madera en busca del móvil, aún sin despegar los ojos de la pantalla del portatil. No le cuesta encontrarlo. Lo toma y marca rápidamente el 2 en marcación rápida. Lo deja repiquetear una vez, cuelga y repite la operación. Marca otro número y vuelve a dejarlo sonar antes de colgar y volver a llamar. Cuelga y vuelve a centrar toda su atención en el monitor. No tarda en recibir respuesta.
La ventana del chat de voz se enciende dándole a entender que alguien se acaba de conectar. Al instante suena el timbre que indica que alguien quiere comenzar una conversación con ella. Acepta.
-Maldita sea, Mi Ran- gruñe una voz pastosa al otro lado de la línea haciendo excesivo hincapié en la última sílaba del nombre. Tiene un ligero acento que es difícil de identificar- ¿Sabes qué hora es?
Por primera vez desde que ha visto las fotos Mi Ran sonríe al reconocer una voz amiga.
-Las nueve de la mañana- responde echando un rápido vistazo al reloj, su voz suena casi divertida. - Buenos días a ti también, Joon.
La voz de Joon maldice por lo bajo por el altavoz y Mi Ran ahoga una risita.
-¿Y sabes a qué hora me acosté anoche?- insisté su amiga a través del micrófono con voz aún somnolienta.
-No- contesta la muchacha con sinceridad- Pero imagino que por anoche querrías decir esta madrugada. Puedo averiguarlo fácilmente si me meto en facebook ¿quieres?
Otra maldición, esta vez divertida y una risita.
-No, gracias, creo que prefiero no saberlo- un bostezo- Así me sentiré menos culpable cuando vaya a trabajar siendo solo medio persona. Pero debo admitir que mereció la pena por acabar de ver el dorama. No me arrepiento de nada.
-Esa es mi zombie-unnie- ríe Mi Ran por el interlocutor.
En realidad Joon no es más que medio año mayor que ella pero es lo suficiente para que debido a lo poco que duerme se haya ganado el apodo cariñoso de "zombie-unnie", cortesía de Mi Ran. 
-¿Y bien?- continúa Joon con más seriedad- Espero que tengas una razón de peso para haber despertado a tu unnie de un maravilloso sueño con su amante.
Por amante se refiere por supuesto a uno imaginario. En otro momento Mi Ran hubiera respondido con una chanza pero en aquel instante recuerda el motivo de su llamada y se pone seria, vuelve a sentir el sabor amargo de la bilis en la punta de la lengua.
-¿Y bien?- insiste Joon al ver que no responde- ¿Qué era eso tan importante que merece dos perdidas?
Mi Ran se muerde el labio inferior repentinamente culpable. Tal vez se ha pasado un poco con las dos perdidas, tal vez una hubiera bastado. Entre amigas tienen un código. Una perdida cuando están aburridas y simplemente quieren hablar, dos para algo importante y tres, sencillamente como el grito internacionalmente conocido de ¡SOS! ¿Era tan importante el asunto? Probablemente no pero tras ver las fotos necesita desahogarse.
-¿Estás frente al ordenador?- es una pregunta estúpida, se percata al instante, si está hablando con ella claro que está frente al ordenador. Continúa antes de que a Joon le de tiempo a hacer alguna broma- Pues métete en...
Un tintineo la interrumpe indicando que alguien se ha unido a la conversación.
-Hola Hana- saluda Mi Ran alegremente sin detenerse a mirar quién es. No lo necesita para saberlo. 
-Genial- corea Joon su saludo- Ahora que está el equipo ACOSSO al completo puede iniciar la reunión.
A pesar de como suena el nombre no tiene nada que ver con lo que implica. Crearon el grupo una tarde de risas y desfases y desde entonces se llaman así entre ellas a modo de chanza. Las siglas vienen de Anónimo Centro Operativo Supersecreto de Seguidoras de Oppas. Un nombre algo ridículo pero que han abrazado con cariño cuando no son más que tres amigas unidas por sus pasiones comunes por la música y el cine. Las actividades habituales de ACOSSO son diversas desde simplemente desvariar a ver y comentar series, escuchar y compartir música, tenerse al tanto de los últimos lanzamientos y de vez en cuando quedar para dar una vuelta, ir de compras, ver una peli o, la favorita de todas, ir a un concierto. 
Lo cierto es que vistas individualmente las tres amigas tienen poco en común. No estudiaron juntas, ni sus familias se conocen, ni tienen amigos en común, ni siquiera salen por los mismos bares. Se conocieron por un grupo online de k-pop y en seguida conectaron. A partir de ahí comenzaron a chatear, hablar e incluso a salir de vez en cuando, cuando sus apretadas agendas se lo permiten. Pero hay algo más que Mi Ran, Joon y Hana tienen en común, conocen la nostálgica soledad de ser diferente y vivir en un país extraño.
A pesar de ser de ascendencia coreana Ha Mi Ran se crió en Estados Unidos donde sus padres se mudaron por asuntos de trabajo antes incluso de que ella naciera. Sin embargo, siempre sintió la llamada de sus orígenes y tras graduarse del instituto vio su oportunidad al conseguir una beca para estudiar en Seúl. Pronto había descubierto que mudarse sola a un país extraño no era una experiencia sencilla aunque todo en su nueva vida le resultara fascinante, a veces la soledad de su diminuto apartamento la asfixiaba.
Joon es de madre coreana y padre español y la mezcla de razas está presente en la maraña de rizos rubio oscuro que coronan su rostro de rasgos orientales. Su verdadero nombre es Jone Martínez pero había adoptado felizmente el apodo de Joon, como se había autobautizado para sentirse más cerca de la cultura que tanto le fascinaba, la de la tierra de su madre. Había tenido la suerte de regresar a Corea de vacaciones cada verano a visitar a sus abuelos maternos y en el verano tras graduarse se había quedado a vivir y terminar sus estudios universitarios. Apenas se acababa de graduar de odontología y empezado a trabajar en una pequeña consulta en los suburbios de la capital.
El nombre completo de Hana es Hanako que significa en japonés niña-flor. Se lo había dado su madre japonesa y con él se había criado en las tierras del sol naciente. La suya había sido una infancia compleja ya que aún en pleno siglo XXI una coreano-japonesa no tenía un lugar entre dos países que seguían lamiendo las heridas del pasado. Al finalizar secundaria toda su familia se había mudado a Seúl a causa del trabajo de su padre y allí había descubierto que su nombre, su idioma y su ascendencia nipona podían resultar también motivo de discriminación. Tal vez por ese entonces había pasado a llamarse Hana.
-¿Y qué es eso tan importante?- inquiere Hana devolviendo a Mi Ran a la realidad.
La joven parpadea y vuelve a encontrarse la imagen en su pantalla. Se le revuelve el estómago y tuerce el gesto.
-Mejor que lo veáis vosotras mismas- responde golpeando las teclas de ordenador con fuerza.- Os mando el link.
Se hace el silencio en la linea mientras sus amigas se apresuran a abrir la página. Tan solo dura un segundo antes de que comprendan lo qué están viendo. Hana contiene el aliento y la maldición de Joon no se hace esperar.
-Yoochun- susurra Hana con un hilo de voz.
-¿¡Qué diablos es esto!?
A la exclamación de Joon le sigue un minuto de silencio.
-¡A las malditas sasaeng se les ha ocurrido poner cámaras en el garaje de Yoochun!- vuelve a exclamar Joon incrédula aunque ninguna necesita aclaraciones de lo que están viendo. A un hombre asustado saliendo a hurtadillas de su propia casa.
-No me lo puedo creer- murmura Hana a media voz. Parece conmocionada. 
-Pues créetelo porque es cierto- declara Mi Ran con amargura.
-Y son buenas las condenadas cámaras- Joon deja escapar un largo silvido- Parece que las niñatas tienen pasta.
-Pasta y tiempo y nada mejor en que invertirlo al parecer- corrobora Mi Ran ácidamente- Esta vez se han pasado tres barrios.
-Pobre chico- la voz de Hana parece apenada- Alguien debería hacer algo. Pararles los pies. ¿Por qué nadie hace nada?
-Deberían haber hecho algo hace mucho pero no lo hacen y al final se les acabará yendo de las manos- el tono de Mi Ran es sombrío- Antes o después tendremos una desgracia.
-Y esas locas se hacen llamar fans. No son más que un grupo de acosadoras que deberían estar entre rejas. Eso es violación de la privacidad y de alguna otra ley que no conozco fijo- la rabia de Joon va escalando por momentos- Pero seguirán sin intervenir porque son fans y supongo que publicidad gratis. De todos modos a nada que les hagan algo se convierten en víctimas y entonces es mala prensa. Están entre la espada y la pared.
-Yo no podría soportarlo- admite Hana- Me rompería bajo tanta presión. Imagina que un desconodido pone cámaras en tu casa y vigila cada uno de tus movimientos. ¡Aterrador! Alguien debería hacer algo para detener este acoso.
-¿Y por qué no lo hacemos?
Mi Ran habla despacio sin apenas alzar la voz pero sus palabras se oyen perfectamente a través del altavoz, mortalmente serias y decididas. Les acompaña por un momento el silencio. 
-¿Hacer qué?- se atreve a preguntar al fin Hana con cautela.
-¿Qué propones?- añade Joon aunque en su voz se empieza a notar el burbujeo de la emoción de quien está dispuesto a embarcarse en una nueva aventura.
-Hacerles frente- responde Mi Ran con un tono que no deja lugar a réplica- Jugar a su juego, vencerlas en su propio terreno, pararles los pies...
Otro minuto de silencio mientras sus amigas meditan sus palabras.
-¿Podemos hacerlo?- inquiere Hana insegura.
-Por supuesto- declara Mi Ran tajante- Si ellas pueden, nosotras también podemos, después de todo no somos inferiores a ellas. ¿Qué me decís?
Esta vez no hay tiempo para el silencio y la exclamación apasionada de Joon no se hace esperar.
-¡Cuenta conmigo! Hace tiempo que quiero dar una lección a esas descerebradas.
-¿Y tú, Hana? No tienes que sentirte obligada si no quieres...- comienza a decir Mi Ran.
-¿Pero qué dices?- exclama Hana de inmediato aunque la sonrisa se puede adivinar en su voz- ACOSSO no puede seguir sin mí, sabéis que somos un equipo de tres como los Ángeles de Charlie, Los Tres Mosqueteros... los... los...
-Está bien, Hana, nos hacemos a la idea- la detiene Joon divertida- Parece que ésta es una nueva misión para ACOSSO. ¡Qué se preparen las descerebradas!
Mi Ran centra su vista en la pantalla mira las fotos por una última vez y sonríe. Una nueva seguridad bulle en su interior.
-Sí, que se preparen-repite- Esto es la guerra.

6 comentarios:

  1. ...Golpéame, que aún no me lo creo!!! ...jajaja Está muy buena tu historia, ya nos hacían falta unas heroínas, que defendieran a nuestros Oppas de las lunáticas obsesivas esas! ...Unas palmas para el grupo ACOSSO**!

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    1. No sería capaz de golpear a mi chingu... Y que lo digas ¡Qué heroinas tan valientes! Y oyess, q el ACOSSO tiene gancho ;)

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  2. Hola!!
    Cada vez se pone más interesante la historia. Ahora a leer la segunda parte.
    Me gustaron las 3 chicas...muy valientes y divertidas.
    Saludos!!

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    1. ¡Hola!

      Muchas gracias por leer y comentar, siempre me anima a escribir ^^ Me alegro que te gustara y las protas tb. ^^

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