El silencio en el nivel -1 es sobrecogedor. Tan solo roto por el tintineo de las llaves cada que que revuelve el interior de su bolso. Comienza a contar el número de sus inspiraciones y espiraciones. Trata en vano de calmar su desbocado corazón. Esperar nunca ha sido una prueba tan agobiante.
La luz se apaga. Se sobresalta pero consigue calmarse antes de dejar caer el teléfono al suelo. La iluminación debe de tener un sistema temporizador, se apaga cuando pasa un tiempo sin que nadie se mueva- deduce. Da un paso atrás y en efecto la luz regresa de inmediato. Respira aliviada, pero no por mucho tiempo. Debe regresar junto a la puerta a su tarea de esperar. Esperar. Esperar. Se le están empezando a terminar los temas de conversación para su charla telefónica imaginaria.
Y entonces ocurre. El leve "clin" del ascensor cuando alcanza el último piso y abre las puertas es casi ensordecedor en el implacable silencio. Por un instante se queda quieta, helada en el sitio, sorprendida ante la repentina interrupción. Siente los pasos a sus espaldas. Se acercan. Tok, tok, tok...
Uno, dos, tres, cuatro...
De golpe recupera la cordura. ¡Alguien viene al garaje! ¡El plan! ¡Su plan debe continuar! Casi deja caer el bolso en su afán por actuar.
-Sí, ya voy para allá.- exclama con voz demasiado estridente en el teléfono. "Cálmate, Mi Ran", se reprocha a si misma, "cálmate"- Estoy casi en el garaje. En cuanto coja el coche estaré allí en menos de 10 minutos. Si consigo encontrar las malditas llaves, claro- deja escapar una carcajada nerviosa. Se sobresalta con el sonido histérico de su propia risa.
"Podría deberse al nerviosismo por no encontrar las llaves", se consuela, "nada sospechoso".
Casi tiene al desconocido tras de si, puede sentirlo.
-Sí, ya sé que siempre me pasa lo mismo. ¿Qué quieres que le haga?- protesta a su móvil.
Está a su lado, su presencia la engulle junto a su colonia, un leve toque a limón. Poco a poco alza los ojos y un instante más tarde se regaña a si misma. Su plan era fingir no darse cuenta hasta el final y después sobresaltarse debidamente. Pero los nervios la han traicionado. Por suerte el sobresalto le sale natural. Está segura de que todo el edificio puede oír el latido desbocado de su corazón. ¡Está actuando de forma muy sospechosa!
Pero se encuentra con una sonrisa muy comprensiva. Contiene el aliento. Es un hombre joven, parece encontrarla divertida. Sin duda ahora mismo parece algo desequilibrada.
-Creo que yo podría ayudarte- le dice con una sonrisa produciendo una llave del bolsillo.
Mi Ran contempla la llave como si fuera un milagro. ¡Allí está, el ticket gratuito al garaje de Yoochun! Levanta la vista hacia el rostro del chico, parece satisfecho consigo mismo. Seguro que se siente orgulloso de poder venir al rescate de una damisela en apuros. Si solo el supiera los apuros en que la damisela se está metiendo por voluntad propia... No sonreiría igual.
El joven desliza la llave en la cerradura, la hace girar y la puerta cede con un leve "click". El corazón de Mi Ran da un vuelco. Por un instante deja de respirar mientras su improvisado anfitrión empuja la puerta y ésta gira lentamente sobre sus goznes para revelar el interior del garaje sumido en la penumbra. ¡No puede creerlo! ¡Lo ha logrado! ¡Ha entrado en el garaje de Yoochun!
-Las damas primero- sonríe el muchacho dedicándola una graciosa reverencia. Mi Ran tiene la leve sensación de que se está burlando de ella pero se siente demasiado hilarante para darle importancia.
-Gracias- responde a media voz con una educada inclinación y sin esperar una segunda invitación se apresura al interior. Al instante se hace la luz.
-No pasa nada- responde el hombre- A mi hermana le sucede constantemente, no hace más que perder las llaves en el bolso. Uno se pregunta cómo se puede extraviar algo en un espacio tan pequeño.
Mi Ran no lo escucha. Le dedica una media sonrisa y echa andar automáticamente en cualquier dirección. A sus espaldas el joven murmura algo, Mi Ran no lo oye pero deduce que tal vez sea una despedida. Hace un gesto con la mano a modo de saludo y sigue hacia delante. Pronto oye los pasos alejarse, el portazo de un coche y un motor que se pone en marcha y rueda fuera del garaje. Solo entonces se relaja y se permite mirar alrededor. Está sola.
Echa un rápido vistazo y asimila el número de plaza más cercano y los detalles del garaje. La distribución es idéntica a la del plano y ni siquiera necesita comprobarlo, se lo ha aprendido de memoria a base de estudiarlo. Si su información es correcta, que por ahora lo ha sido, debería caminar hacia la derecha. Da un paso vacilante en esa dirección y después otro. De pronto la asalta una sensación de júbilo.
¡No lo puedo creer, estoy en el garaje de Yoochun!- se tiene que contener para no gritar.
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Jajajaja estará corto pero eso no le hace porque estuvo bueno, divertido :)
ResponderEliminar¡Gracias! El tamaño no importa sino la calidad ;)
Eliminarme gusta este fanfic, es todo? y los demás capitulos? T.T
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